Siempre ando preguntándome cosas y pesando en ti,
suponiéndome cosas y pensando en ti. ¿Cómo sería perder de repente algún
sentido?, no me lo imagino, no por falta de ingenio, sino porque ¡no me lo imagino!
¡No quiero!, con lo indispensable que resultas en cada aspecto y en cada
pedacito de todo, simplemente no quiero, pues aunque son cinco, si sólo faltara
uno se me partiría la existencia por la mitad, y no sería la vida partida en
dos, sino la muerte doble. Yo te prefiero así, aumentándome la vida, dándome más
sentidos, complementándome los que ya tengo, pues esa es una de las virtudes
que tienes en mí, yo lo llamo: amor.
Es que para sentirte no uso cinco órganos por
separado, trabajando independientes, cada uno dando la espalda a lo que
significas para los demás, sino que te he apreciado en cinco dimensiones, tal
vez en más, y te resuelvo en un todo, en una y sólo una criatura capaz de
hacerme sentir, y siempre le sumas algo nuevo, como aumentando el amor,
convirtiendo el sentir en un arte, con todos los significados que pueda tener
la palabra arte, la palabra sentir y la palabra amor.
He llegado a la conclusión de que te necesito en
mis cinco sentidos, porque se me hace inaceptable no volver a verte en tus
sonrisas que dan luz a cualquier paisaje, o perdería la cordura si no te
escucho en tus cantos que acaban con el ruido, y ni hablar de lo triste que
sería la vida si me tocas y no te siento, si te acercas y no te huelo, o si me
besas y no te saboreo en tu calor humano y bendito que me entregas con tus labios.
Eres entonces como un sexto sentido, el punto
donde convergen los más grandes éxitos de los cinco primeros, el órgano necesario
para descubrirlo todo, yo te definiría algo así como: “EL SENTIDO DE LA VIDA”,
con todo lo que pueda significar la palabra sentido.
Puedo decirte ahora, con total franqueza, que si
estás conmigo poseo cinco sentidos y uno más, pero si me faltaras alguna vez,
estarían de sobra los otros cinco.
Yo te amo.
D.S.M.C.
C.C.R.M.